Amigo lector, amiga lectora. No sé la manera en la que este libro haya llegado a tus manos. Puede ser un encuentro fortuito con un libro que te haya llamado la atención por su título. No es nada extraño que en esta época que vivimos se escuche cada vez más de los anarquistas. Si obtuviste el libro porque te llamó la atención su título, seguramente habrás escuchado de los anarquistas una infinidad de cosas: jóvenes rebeldes sin causa, chicos desorientados o chicos y chicas extremistas en busca de violencia gratuita, cuando se trata de jóvenes; señores barbudos de hace doscientos años cuyas ideas ya no aplican a la actualidad, cuando se trata de mayores; ideas disolventes, violentas, irracionales que buscan que regresemos a la era de las cavernas por desconocer nuestras sociedades civilizadas; o también ideas demasiado hermosas pero que no son aplicables a ninguna sociedad porque su carácter utópico las hace inaccesibles para cualquier persona. Ideas buenas pero que deberán pasar 400 años más, porque, dicen “nuestra sociedad no está lista para ellas”.
También puede ser que el libro te haya sido obsequiado por alguien que quiere que comprendas sus ideas o lo hayas adquirido porque alguien cercano a ti defiende las ideas anarquistas y, buscando entenderle, quieras leer las siguientes páginas para averiguar un poco sobre las ideas que ostenta esa persona cercana a ti.
Sea cual sea el motivo, lo cierto es que existe un interés en ti por leer lo que piensan, critican y proponen los anarquistas. Ese interés no será defraudado, te lo puedo asegurar.
Este libro no te hablará de sucesos históricos que no hayas escuchado y que a veces a quienes no están acostumbrados a esas lecturas les puede parecer aburridos o que carecen de importancia por haber ocurrido hace ya muchísimos años. Aunque el anarquismo tiene toda una historia que contar sobre sus procesos y aunque no faltan en la actualidad una buena cantidad de historiadores a cuyas obras te puedes acercar, este libro no te hablará de historia.
Tampoco verás en este libro la reproducción de larguísimos documentos de organizaciones que si tienes poca formación ideológica te pueden parecer innecesarios.
No encontrarás tampoco citas o biografías de personas de hace cien o más años; personas que ahora mismo posiblemente no conoces.
Tampoco te hablaré de ideas económicas cuyos entresijos te puedan sonar complicados de entender.
Documentos, propuestas económicas, historia y biografías del anarquismo hay en abundancia, y cuando lo quieras puedes profundizar en esos trabajos que el anarquismo tiene a montones.
Este libro no te hablará de nada de eso. Te hablará un lenguaje claro, sin términos complicados de entender, desmenuzando aquellas cosas con las que has crecido y vivido y que muy pocas veces se ponen en duda y se critican, y te expondrá de forma clara y sencilla el tipo de sociedad a la que aspiran los anarquistas.
Educados en las enseñanzas del Estado, del gobierno, de los patrones, de la Iglesia, difícilmente nos cuestionamos la validez de su existencia. El Estado aparece ante nuestros ojos como el encargado de dirigir la sociedad; gente bien vestida que aunque a veces tiene traspiés, son sin embargo personas que realizan un “trabajo” provechoso para todos. Los gobernantes nos parecen personas de bien que tienen que enfrentar situaciones bastante duras y en las que a veces tienen que mandar a las fuerzas de seguridad para mantener aquello que se nos dice machaconamente que debe mantenerse a toda costa: el llamado “estado de derecho”. Los capitalistas, nuestros patrones, nos parecen personas honradas que si ganan lo que ganan es debido a su esfuerzo, a su capacidad y visión de negocio y cuando nos dicen que nos “pongamos la camiseta” nos sentimos parte de su empresa, sus iguales, sus amigos, y pensamos que después de todo no son malas personas cuando nos pone una mano al hombro y nos hacen alguna broma. Los señores curas, las monjas, toda la congregación eclesiástica se nos presenta como personas de fe, espirituales, con una fuerza de voluntad admirable que dedican sus vidas a la propaganda de los valores morales que nuestros padres y abuelos nos han inculcado siempre y el policía, ese tipo malencarado con un arma que ronda por las calles, nos parece un agente del orden que combate a quienes dañan a la sociedad aún a riesgo de su propia vida, una especie de héroes que cuidan de todos nosotros.
Existen sin embargo esos anarquistas de los que has oído hablar, o que incluso tienes a tu lado, que no paran de criticar y manifestar que el mundo no marcha bien, que es preciso un cambio. Has tomado este libro buscando respuestas a qué es lo que buscan esas personas, y yo por mi parte haré mi mayor esfuerzo para que al terminar el presente libro las ideas anarquistas te queden lo más claras posibles, leyendo directamente de un anarquista qué es lo que queremos, de forma que cuando escuches de nuevo hablar de anarquismo o de los anarquistas ya sepas de lo que se trata y puedas diferenciar entre lo que has leído aquí y lo que escuches.
Aquí leerás lo que criticamos, cómo y por qué medios queremos conseguir nuestros fines y qué es lo que proponemos como solución a una organización social que consideramos mal organizada y que genera por esa misma deficiencia todas las penurias que vivimos a diario, pero que rara vez nos cuestionamos.
Advierto desde este comienzo del libro que encontrarás aquí términos generales de nuestra crítica, de nuestros medios y de nuestra propuesta de sociedad futura. Es imposible que un solo libro pueda enseñarte todo lo que debes saber sobre anarquismo, y no es mi propósito hacer el intento que por adelantado reconozco como una tarea monumental imposible de contener en un solo volumen. Aquí leerás líneas generales de nuestras ideas, y si estás de acuerdo con lo aquí expuesto será responsabilidad tuya buscar estudios más especializados. Habiendo leído esta breve introducción el paso lógico es analizar más. En todos los países, en todas las ciudades, no muy lejos de ti, tendrás organizaciones, grupos e individuos anarquistas que podrán recomendarte estudios más profundos.
En todos los tiempos el anarquismo ha sido una de las ideas sociales más calumniadas, más difamadas y denigradas. Todos los días circulan toneladas de propaganda donde nos inculcan insistentemente que solamente bajo el capitalismo, el gobierno y el Estado es posible la convivencia social, y que toda otra forma de organización social derivaría en el caos más desastroso. El anarquismo es de entre todas las teorías sociales la única que propone la supresión directa e inmediata de las instituciones del Estado, de todas las ramas del gobierno, y de todas las reformas a estos dos organismos que, pensamos, son los responsables directos de todos los males sociales, y puesto que en este campo el anarquismo es único, es sobre esta filosofía social sobre la que se descargan todos los ataques en mayor medida.
La importancia de hablar de anarquismo de manera sencilla y directa responde a esas condiciones en las que se encuentra la más avanzada filosofía social, porque mientras las demás tendencias sociales siguen girando en el aro del gubernamentalismo aplicando ciertas capas de reforma a las instituciones opresivas, el anarquismo va directo al corazón de los males sociales y busca suprimirlos de golpe, sin periodos intermedios ni reforma alguna. De ahí que se le ataque tanto desde la izquierda hasta la derecha política, y de ahí también la necesidad de hablar de anarquismo, de manera que la información aquí vertida pueda ser contrastada con la imagen de anarquismo que brindan los medios de comunicación, los partidos políticos, la clase patronal y todos los interesados en enlodar la filosofía anarquista.