A manera de introducción:
Hubo un tiempo, ya un poco lejano, en el que los trabajadores tenían poderosas organizaciones obreras mediante las cuales forzaban, muchas veces por medio de una lucha feroz, mejores condiciones laborales y de beneficios para el pueblo en general.
Tiempos en los que el despotismo gubernamental encontraba fuerte resistencia a sus ataques a las libertades del pueblo. Boicot, label, huelga social, huelga general, insurrección armada de los sindicatos, barricadas en las calles, respondían el empuje del Estado.
Hoy día el sindicalismo ha cambiado: gran parte de los sindicatos están comprados o se encuentran totalmente dominados por el Estado y la patronal. Esto no es de sorprender: en el mundo del trabajo se encuentra el embrión de la destrucción del capitalismo, y el Estado y la patronal lo entienden tan bien que no dudan en hacer circular a montones el dinero para mantener a los sindicatos comprados y dominados.
Existe, sin embargo, una cantidad nada despreciable de anarcosindicatos que mantienen viva la llama de la revolución social. Su número no podrá ser tan abrumador como antes, pero las ideas germinan en ellos, y trabajan arduamente por la revolución social y el anarquismo.
En México existió también un sindicato anarcosindicalista. Se trata de la brava y aguerrida CGT.
Fundada en 1921, la CGT y su poderosa propaganda atraen rápidamente a varios miles de trabajadores a sus filas (cerca de los 100,000 en su mejor etapa).
En 1923 lanzan la poderosa huelga de los ferrocarrileros y es épica la lucha que mantienen anarcosindicalistas armados y elementos del Ejército Mexicano en la calle de Uruguay en el centro
de la Ciudad de México.
Conocedor del peligro que un movimiento obrero anarquista significaba, el gobierno mexicano no duda en impulsar y apoyar a la CROM, sindicato en manos del reformista Luis Morones que pronto se vería beneficiado con la aplicación del artículo 123, por medio del cual se impedía la existencia de dos sindicatos en una misma empresa, así como la obligación de entablar negociaciones entre la patronal, una representación del sindicato y un representante del gobierno.
La representación del sindicato significaba, ni más ni menos, que la prohibición de la acción directa, herramienta del anarcosindicalismo.
La CGT fue orillada a una lucha potente contra el reformismo de la CROM, y no fueron pocas las ocasiones en las que los anarcosindicalistas disputaban, a golpes y balazos, el dominio de las fábricas que eran poco a poco dominadas por la CROM y el apoyo gubernamental que ésta tenía.
El anarcosindicalismo desapareció en México en la década de los 30, y no habría de revivir en mucho tiempo… al día de hoy continúa sin poderse establecer.
El sindicalismo mexicano está totalmente dominado por el Estado y la patronal. Y es que no podía ser de otra manera: el Estado y la patronal saben perfectamente el peligro que la libertad sindical significaría, y policía, golpeadores de los empresarios y leyes burguesas se alinean para suprimir cualquier intento de sindicalismo independiente de los sindicatos comprados.
El presente estudio de Rudolf Rocker es, en los momentos actuales, necesario y urgente que se conozca.
Es preciso que los trabajadores, estudiantes y estudiosos de la historia del anarquismo sepan de este estudio, y quienes ya lo conocían, que sepan de su edición después de bastantes años.
No existe actualmente una edición de este libro en México y en otros muchos países (excepto España que sepamos), dejando la historia del anarcosindicalismo escrito por Rudolf Rocker en el olvido.
Los trabajadores que no conozcan el presente libro encontrarán en él la historia de su clase, organizada anarcosindicalmente, y las luchas por medio de las cuales se formó, se organizó, luchó y que en muchas organizaciones continúan, aún hoy, en la lucha por el anarquismo.
Rudolf Rocker induce al lector desde los inicios del anarquismo hasta bien entrado el siglo XX con una maestría propia del autor, y poco hay que esta introducción pueda añadir a lo dicho por el autor.
Esperamos, no obstante, que la edición de este libro brinde el conocimiento de la historia y práctica del anarconsindicalismo a quienes estén interesados en la reivindicación de los derechos laborales contra el Estado y la patronal, esperando sirva de algo para incentivar la creación de un movimiento obrero organizado que sepa recuperar el papel protagónico que sin duda le pertenece en la lucha social.
La edición de este libro se realiza en el 98 aniversario de la reconstitución de la AIT en su congreso del 30 de diciembre de 1922. Sirva, pues, la presente edición como homenaje, a dos años del centenario de la reconstitución de la AIT, a todos esos luchadores anarcosindicalistas que dieron en su tiempo, y dan ahora mismo, todas sus energías y fuerzas para que el anarcosindicalismo siga siendo la lucha por la emancipación del trabajo de las garras del capitalismo.
El grupo editor.